Los astrónomos han descubierto el comportamiento sin precedentes de una misteriosa ráfaga de radio rápida repetitiva. El estudio de este fenómeno abre la comprensión de fenómenos cósmicos complejos que han desconcertado a los científicos durante muchos años.
Las ráfagas de radio rápidas son fenómenos que duran milisegundos y se caracterizan por estallidos de radiación de radio extremadamente brillantes. Suelen proceder de fuera de nuestra Vía Láctea y sólo se producen una vez.
Una misteriosa ráfaga de radio
Científicos del Instituto SETI de California observaron una señal repetitiva “muy activa”, designada como FRB 20220912A, durante dos meses, registrando un total de 35 ráfagas. Las observaciones revelaron un patrón especial que la distingue de las ráfagas de radio estudiadas anteriormente.
En contraste con los fenómenos recurrentes típicos, en los que cada ráfaga deriva de frecuencias más altas a más bajas con el tiempo, FRB 20220912A mostró una caída sin precedentes en la frecuencia central de las ráfagas. Esta característica única, que se transforma en sonido tocando notas en un xilófono, recuerda el efecto de un silbato deslizante cósmico.
La autora principal, la Dra. Sophia Sheikh, del Instituto SETI, expresó su entusiasmo por el estudio:
“Este trabajo es impresionante porque confirma propiedades conocidas de las ráfagas rápidas de radio y revela algunas nuevas. Estamos reduciendo el rango de fuentes de tales estallidos, por ejemplo, a objetos extremos como los magnetares, pero ninguno de los modelos existentes puede explicar todas las propiedades observadas hasta ahora.”
Los astrónomos creen que algunas ráfagas de radio rápidas pueden tener su origen en magnetares, los núcleos altamente magnetizados de estrellas muertas, mientras que otras teorías sugieren como fuentes potenciales las colisiones de estrellas dobles de neutrones o las fusiones de enanas blancas.
El estudio, realizado utilizando el Allen Telescope Array (ATA) del Instituto SETI con 541 horas de observaciones, tenía como objetivo identificar patrones en los intervalos de tiempo entre llamaradas. Sin embargo, no se encontró ningún patrón, lo que subraya la naturaleza impredecible y misteriosa de estas intensas emisiones de ondas de radio.
A pesar de las dificultades, este estudio supone un importante paso adelante para desentrañar los misterios de las ráfagas rápidas de radio, que emiten tanta energía en una milésima de segundo como la que produce nuestro Sol en todo un año.