5 hallazgos insólitos que los científicos aún no pueden explicar

Sabe que la versión oficial de la historia no siempre coincide con la realidad, ¿verdad? Además, la ciencia moderna es incapaz de explicar el origen de muchos artefactos antiguos hallados en distintas partes del mundo. Una quinta parte de los hallazgos sigue sin tener una interpretación científica clara. Los investigadores simplemente son capaces de comprender lo que realmente es.

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Disco genético

Este artefacto fue hallado en Colombia por el arqueólogo Jaime Gutiérrez. Los científicos han establecido que el antiguo objeto tiene unos 6.000 años de antigüedad. Pertenecía a los indios de Sudamérica. El disco de piedra, del tamaño de una sartén, tiene delicados dibujos tallados por ambos lados. Las imágenes representan el ciclo completo de la concepción humana, incluida la fecundación y el desarrollo intrauterino gradual del feto. Hoy en día, los médicos observan este proceso con la ayuda de aparatos especiales de alta tecnología. Aún se desconoce de dónde sacó la tribu primitiva el disco con instrucciones tan detalladas.

Código Gigas (Código Gigantic)

El manuscrito medieval se creó en Podlažice, un monasterio de la República Checa. Actualmente se expone de forma permanente en la Biblioteca Nacional de Suecia, en Estocolmo. El Codex Gigas pesa 75 kilogramos, mide 89 centímetros de alto y 49 de ancho. En 310 páginas de pieles de burro se transcribe el texto completo de la Biblia, obras de eruditos medievales, recetas médicas, conjuros mágicos e incluso rituales para exorcizar al diablo. Casi todos los textos están en latín. Las investigaciones modernas confirman que esta obra titánica fue realizada por un solo hombre. Lo más probable es que el autor fuera el monje Herman el Ermitaño. La gigantesca obra, terminada en 1230, le llevó entre 20 y 30 años. Los investigadores siguen sin entender cómo la letra del escriba no se vio afectada por la fatiga o el envejecimiento.

La Copa Licurgo

Un hermoso cuenco de cristal fabricado en la Antigua Roma en el siglo IV d.C. puede verse en un museo londinense. El interior del recipiente está decorado con motivos. Las paredes exteriores representan a un enfermo. Lo curioso es que la copa cambia de color según el ángulo en que incida la luz. Si le echas agua, se vuelve azul. Si la llenas de aceite de girasol, empieza a brillar en rojo. El secreto de esta copa reside en las partículas microscópicas de oro, plata y otros metales no ferrosos implantadas en el vidrio. A esto se le llama ahora nanotecnología. ¿De dónde sacaron los antiguos romanos estos conocimientos y por qué se perdieron? La pregunta sigue siendo retórica.

Colección Sakara

Los arqueólogos han encontrado 30.000 cuencos de piedra en la Pirámide Escalonada de Saqara (Egipto), que datan de la dinastía I-II de los faraones. A primera vista, se trata de un utensilio doméstico corriente. Sólo impresionaban las formas perfectamente simétricas de los recipientes. Sin embargo, un examen demostró que la forma perfecta sólo podía conseguirse en un torno. Los egiptólogos estaban desconcertados: ¿de dónde procedía este instrumento no trivial en tiempos inmemoriales? Parte de la colección de Sakarya está expuesta en el Museo de El Cairo. Algunas piezas se expusieron en el Louvre francés y en el Museo Británico.

Mecanismo antivibración

Entre los restos de un barco que naufragó cerca de la isla de Anticitera, frente a Creta, unos buzos encontraron un antiguo mecanismo informático de diseño complejo. Resultó que se trataba del análogo más antiguo de un ordenador, que se adelantaba mil años a otros tipos de tecnología similares. Según descubrieron los investigadores, el conjunto de engranajes de bronce se utilizaba para calcular la posición del Sol y la Luna, modelar el movimiento de los planetas, predecir eclipses solares y lunares e incluso determinar las fechas de los Juegos Olímpicos. Antes del descubrimiento del mecanismo de Anticitera, los científicos creían que las civilizaciones antiguas eran incapaces de fabricar dispositivos tan complejos. El artefacto se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Grecia.

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