Experimento de combate: El Reino Unido planea transferir su último desarrollo -el arma láser DragonFire- a las Fuerzas Armadas ucranianas

El Reino Unido está dispuesto a dar un paso realmente inesperado, pero muy necesario: entregar prototipos del sistema láser de combate DragonFire, que ya se está probando con éxito y destruyendo objetivos.

A pesar de que está previsto que se despliegue en el ejército británico no antes de 2027, el responsable del Ministerio de Defensa del país, Grant Shapps, afirmó que se está trabajando para enviar antes prototipos del sistema, aunque aún no estén listos al 100%.

“Ahora mismo hay un conflicto real en Europa, y tenemos armas modernas únicas que pueden ser útiles para resolverlo. Digamos que no tienen que ser 100% perfectas para que los ucranianos posiblemente las obtengan”, le citó el Telegraph.

Al mismo tiempo, el deseo de enviar las primeras muestras de DragonFire para un experimento de combate real, a pesar de cualquier argumento público, va más allá del altruismo. Porque es una solución pragmática. En primer lugar, el envío de DragonFire a Ucrania permitirá probarlo no en las “condiciones de invernadero” de un campo de entrenamiento, sino en un campo de batalla real, contra amenazas reales. Esto acelerará el desarrollo del sistema hasta que esté listo para el combate y acercará el inicio de su producción en serie.

Cabe destacar que DragonFire lleva en desarrollo desde 2017. Y cuanto más tiempo se tarde en finalizar el desarrollo, más dinero se detrae del presupuesto y más escepticismo causa. Esto se puede ver claramente en el Pentágono, donde la Marina estadounidense ya ha declarado rotundamente que los láseres de combate reales todavía están muy lejos. Y ello a pesar de que la primera muestra real de AN/SEQ-3 (LaWS) ya ha sido utilizada e incluso instalada en un buque de guerra allá por 2014.

AN/SEQ-3 (LaWS)

En segundo lugar, demostrará la eficacia real del sistema en combate contra amenazas modernas reales. Y la etiqueta de “probado en combate” es un argumento importante a favor del pedido. Tanto para el país extranjero como para su propio gobierno y los parlamentarios que aprueban el presupuesto.

En tercer lugar, ayudará realmente a Ucrania. Esto se debe a que estamos hablando de un sistema que utiliza un rayo láser de 55 kW enfocado desde 37 canales independientes con una potencia de 1,5 kW cada uno. Esta potencia ya puede considerarse estándar para este tipo de sistemas, ya que permite quemar no sólo plástico, sino también metal, lo que inutiliza drones, misiles y, potencialmente, munición de artillería.

Pero crear un láser potente es sólo la mitad de la batalla, ya que otro requisito crucial para su eficacia es enfocar el objetivo durante varios segundos. Esto es exactamente lo que se necesita para quemar el caso. El rayo láser debe dirigirse a un objetivo en movimiento. Actualmente, la especificación mediática del DragonFire es que puede enfocar a una distancia de 1 km con una precisión de 23 mm. Sin embargo, las posibilidades reales de alcance efectivo siguen siendo un misterio.

DragonFire

A pesar de todas las ventajas de los láseres de combate, todavía hay varios factores importantes que pueden afectar directamente a su eficacia. El primero son las condiciones meteorológicas y su impacto en la dispersión del rayo láser en la niebla, las nubes bajas y la lluvia. La segunda es la velocidad de destrucción del objetivo, ya que si la eficacia real de combate de un láser comienza a 1 km, es más que suficiente para destruir un dron que recorrerá esta distancia en 18 segundos. Pero un misil de crucero volará esta distancia en 4 segundos, por lo que la cuestión de si este tiempo será suficiente para inutilizarlo es bastante relevante.

Además, está la cuestión de la capacidad de un sistema láser de este tipo para repeler un ataque masivo cuando se aproximan varios objetivos al mismo tiempo. Esto se debe no sólo al tiempo que el complejo opera sobre un objeto, sino también a su enfriamiento para la siguiente toma.

Las respuestas a estas preguntas son extremadamente importantes. Por lo tanto, el interés del Ministerio de Defensa británico por disipar cualquier escepticismo es bastante comprensible. Porque a pesar de que el coste de un “disparo” de tales sistemas láser puede medirse en varios dólares, el complejo en sí, especialmente en los “albores” del desarrollo tecnológico, costará mucho más que un céntimo.

Por eso, el envío de prototipos de DragonFire a Ucrania no sólo debería reforzar nuestra defensa aérea, sino también disipar cualquier duda sobre la eficacia de los láseres de combate, acelerar el desarrollo y obtener un pedido de este sistema.

Fuente defensa-ua
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