El simbolismo de Dune: ¿qué advierte Frank Herbert a las generaciones futuras?

“Dune”, de Frank Herbert, es una novela compleja y con múltiples niveles. Es un manifiesto ecologista, un tratado sobre el arte de la intriga política y un estudio del culto al héroe… Un lector atento y preparado podrá leer simultáneamente todas las capas de significado. Los fans menos experimentados de la saga descubrirán poco a poco nuevos aspectos de la narración. La nueva adaptación cinematográfica de la obra maestra de ciencia ficción, realizada por el director canadiense Denis Villeneuve, también ayudará a comprender más profundamente el contenido del libro.

Connotaciones políticas

El libro y la película están ambientados en el desértico planeta Arakis, donde se extrae la sustancia más valiosa del espacio, la melange. Sin estas especias, ni los viajes intergalácticos, ni la medicina, ni la ciencia, ni la civilización misma son posibles. Quien controla la melange controla el universo entero. Y todos quieren esta oportunidad: el Emperador de la Casa Korino, la Casa Harkonen y la Hermandad Bene Hesserit. El deseo irresistible de obtener aún más poder y beneficios se convierte en la base de interminables intrigas políticas y astutas manipulaciones.

El comercio de especias en Dune es una metáfora obvia del comercio moderno de combustibles fósiles. En el mundo real, también estallan guerras y disputas por el derecho a extraer petróleo y gas.

Agenda medioambiental

“Dune es una especie de eco-aviso para la gente. Si el clima del planeta se altera significativamente, el recurso más valioso del universo desaparecerá y provocará un colapso total. Arakis está habitada por gusanos de arena que se alimentan de arena y segregan melange. La población local también se ha adaptado a las duras condiciones. Sin embargo, tras la intervención de Paul Atrid y sus descendientes, el planeta se llenó de agua. El coste de ello fue la pérdida de la cultura de los hombres libres, la destrucción de los gusanos y de las especias.

Frank Herbert y Denis Villeneuve insisten en la importancia de la armonía con el entorno. Esto no significa que haya que ceder ante las fuerzas naturales. Pero siempre hay que entender las consecuencias. Y aunque los acontecimientos descritos anteriormente tienen lugar en un futuro lejano, ya podemos ver algunos de sus signos. Por ejemplo, la escasez de agua o la falta de recursos en determinadas regiones.

Síntesis de culturas y religiones

En el universo de Dune, absolutamente todo se basa en la religión. A primera vista, la popular novela está llena de referencias al Islam. Los hombres libres se asocian a las tribus árabes. A los emperadores se les llama “padishahs” y a los soldados “sardaukars” y “bashars”, palabras de origen turco-persa o árabe. Y el personaje principal, Muad’Dib, debe su nombre a un nombre árabe que significa “erudito”.

De hecho, la novela contiene referencias a todas las enseñanzas religiosas comunes de nuestro tiempo. Lo único que puede afirmarse con certeza es que Frank Herbert imaginó un mundo del futuro que no se basaba en la mitología cristiana occidental. El escritor también refuta el mito del Mesías. Cree que los líderes carismáticos tarde o temprano se convierten en tiranos.

Anti-tecnologismo

No hay robots ni inteligencia artificial en el espacio de Dune. Pero hay muchos condes, duques, señores y princesas. Los líderes de las grandes casas compiten por el poder, luchando a espadazos, a pesar de poseer armas nucleares que pueden destruirlos a todos. La novela narra la historia de la Yihad Butleriana, una cruzada contra las máquinas que acabó con su derrota. Desde entonces, los inventos técnicos innovadores que facilitan la vida sólo han estado al alcance de la élite.

Sich ucraniano

Los Freemers de Herbert, valientes luchadores por la libertad y sus propios ideales, viven en los asedios. Según los investigadores, lo más probable es que la palabra tenga su origen en el cosaco ucraniano Sich. Llegó al inglés tras la traducción de Taras Bulba en 1907.

“Dune” describe temas eternos que no tienen fecha de caducidad. A menos que la humanidad entre en razón y abandone la manipulación, la tiranía y las guerras. Pero, ¿es posible?

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