Boeing, responsable del desarrollo de la etapa principal del cohete Space Launch System (SLS), ha anunciado importantes reducciones de personal. Los cambios afectarán tanto al programa de la etapa principal como al de la etapa superior de exploración, una nueva etapa superior de cohetes. Según la empresa, el motivo de los recortes son “factores externos” que no están relacionados con la calidad del programa.
Durante una asamblea general celebrada el jueves, a la que asistieron más de mil empleados de Boeing, se anunció que se producirían despidos y reasignaciones. El motivo de estas medidas fue el cambio en los calendarios de las misiones Artemis de la NASA que utilizarán el SLS. El programa Artemis, que incluye misiones a la Luna, está sufriendo retrasos, y recientes informes indican que las misiones tripuladas podrían retrasarse.
A pesar de los retrasos con las misiones Artemis, el cohete SLS “demostró” buenos resultados durante su lanzamiento inaugural en noviembre de 2022. Actualmente, la empresa está pasando de la fase de desarrollo a la de producción, lo que naturalmente conlleva una reducción de la necesidad de recursos de ingeniería.
Sin embargo, no sólo los factores internos afectan a Boeing. Los cambios en el presupuesto de la NASA, que se debatieron en el Congreso la semana pasada, también afectan a la financiación de futuros proyectos. En concreto, los recortes presupuestarios pueden obligar a la agencia a reasignar fondos a otros aspectos del programa Artemis.
Según las fuentes, los despidos de Boeing tendrán lugar en las instalaciones de producción de la empresa en Alabama, Luisiana y Florida. Esta será una de las medidas de la empresa para optimizar los recursos en respuesta a los cambios en los calendarios y las realidades presupuestarias del programa de exploración espacial de la NASA.
Estos recortes también se deben a que los contratistas de la NASA, acostumbrados a trabajar a la antigua usanza, no pueden competir con Space X de Elon Musk, que demuestra resultados insuperables y lanza cargas al espacio a un coste extremadamente bajo para la industria. Y a medida que avance el programa de naves estelares, el uso de tecnologías “antiguas” será sencillamente inviable. Los contribuyentes simplemente no entenderán por qué un cohete costaría cientos de millones de dólares para lanzarlo al espacio y gastar miles de millones en su desarrollo si existe una alternativa más barata.
