Crisis de migrantes: Texas toma el control de la frontera y se niega a cumplir las exigencias de Biden
En Estados Unidos se está gestando un grave enfrentamiento en el eje región-centro federal.
La crisis migratoria en Estados Unidos está cobrando fuerza y ha alcanzado un nuevo nivel, con un enfrentamiento bastante duro entre el gobierno federal de Joe Biden y las administraciones locales de varios estados, con Texas a la cabeza.
La esencia del problema con los inmigrantes
En varias zonas, la frontera de Estados Unidos con México está prácticamente sin fortificar y mal vigilada, lo que permite a los migrantes ilegales entrar en territorio estadounidense con relativa facilidad.
Según la CNN, sólo en diciembre de 2023, 225.000 personas cruzaron ilegalmente la frontera, una cifra sin precedentes, récord desde el año 2000. Según datos preliminares, en total, unos 3 millones de personas cruzaron la frontera con Estados Unidos a través del “muro” agujereado en 2023. La mayoría se instalan aquí, en los estados fronterizos, principalmente en Texas.
Enfrentamiento entre los Estados del Norte y del Sur
Los estados fronterizos del sur son tradicionalmente republicanos, de ahí que Donald Trump y el Partido Republicano en su conjunto jueguen tan activamente con las cuestiones migratorias en la actual carrera electoral. Los estados del noreste son más proclives a apoyar a los demócratas y a Joe Biden, y hasta hace poco apenas se habían enfrentado al problema de los inmigrantes ilegales. Los demócratas se oponen a reforzar la frontera y, en general, evitan reforzar las medidas contra la inmigración.
En este contexto, las autoridades de los estados del sur, especialmente de Texas, empezaron a utilizar tácticas similares a las empleadas por el dictador bielorruso Alexander Lukashenko contra Polonia y Lituania. Las autoridades tejanas están organizando el traslado de los inmigrantes ilegales que ya han llegado al norte del país. Al principio los transportaban en autobuses, y más tarde empezaron a utilizar aviones.
Debido a esta táctica de los estados del sur, Nueva York, Chicago y otras grandes ciudades del norte de Estados Unidos también han experimentado problemas con los inmigrantes. Las autoridades locales no disponen de suficientes dormitorios municipales para alojar a los inmigrantes recién llegados, y muchos se quedan viviendo en la calle. Para resolver el problema de los inmigrantes, las autoridades neoyorquinas se vieron obligadas a recortar la financiación de otros problemas de la ciudad, incluido el gasto policial. En conjunto, esto empeora la situación de la delincuencia en la ciudad.
El conflicto de Texas con el Gobierno de Biden
Para frenar el flujo constante de inmigrantes ilegales a través de la frontera, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó a las unidades locales de la Guardia Nacional que tomaran el control de la frontera y empezaran a levantar fortificaciones de alambre de espino. Al mismo tiempo, las fuerzas de seguridad de Texas se niegan a permitir que los guardias fronterizos federales vuelvan a la frontera.
El gobierno federal solicitó una orden judicial para retirar la alambrada, pero Texas se negó a ceder el control de la frontera a los federales. El Gobernador Abbott afirmó que Texas tiene autoridad legal para controlar cualquier punto geográfico del Estado, por lo que las acciones de las autoridades locales no pueden considerarse ilegales.
En respuesta, funcionarios federales acusaron a las autoridades de Texas de “demonizar a los migrantes” y “politizar el asunto”. El gobierno de Biden lanzó un ultimátum al gobernador de Texas, Abbott, y le dio 24 horas para acatar la sentencia del Tribunal Supremo de EE.UU. y transferir los puestos de la patrulla fronteriza al gobierno federal. Este plazo expira el viernes 26 de enero.
A continuación, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, acusó al gobierno de Biden de actuar en connivencia con los cárteles de la droga mexicanos para introducir clandestinamente inmigrantes en Estados Unidos a través de la frontera, un “esquema de pago por persona”. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, pidió a Biden que “se quitara de en medio”.
El propio Abbott acusó a Biden de negarse a cumplir las leyes de inmigración y de violar el derecho constitucional a la autodefensa.
También activó el Artículo 1, Sección 10, Cláusula 3 de la Constitución de EE.UU., que permite declarar la ley marcial en un estado y actuar sin tener en cuenta al gobierno federal. “Sus acciones [las de Biden] han desencadenado una intrusión sin precedentes contra la que debemos defendernos”, dijo Abbott.
Reacción en Estados Unidos
Gobernadores de otros 25 estados de EE.UU. han expresado su apoyo a las medidas de Abbott. Firmaron una petición en apoyo de Texas contra el gobierno federal. Los estados de Idaho, Wyoming, Dakota del Norte, Nebraska, Iowa, Misuri, Luisiana, Alabama, Georgia, Carolina del Sur y Ohio, entre otros, se encuentran entre los partidarios.
El gobernador de Dakota del Sur (un estado del norte de Estados Unidos) incluso se ofreció a enviar unidades de la Guardia Nacional local para apoyar a Texas, y el gobernador de Ohio calificó la política del gobierno de Biden de “fracaso”.
El Gobernador de Luisiana, Jeff Landrieu, emitió una declaración oficial en la que también apoyaba las acciones de Texas.
Trump también expresó su solidaridad con Texas y pidió a “todos los estados que desplieguen sus fuerzas de seguridad en Texas para impedir la entrada de inmigrantes ilegales y llevarlos de vuelta al otro lado de la frontera”.
Las acciones de Abbott fueron apoyadas por Elon Musk, quien dijo: “Texas tiene toda la razón. Esta administración (Biden) está infringiendo deliberadamente la ley al ayudar e instigar la inmigración ilegal a una escala sin precedentes.”
Por qué es importante para Ucrania
Aunque la crisis migratoria es un asunto puramente interno de EEUU y solo afecta parcialmente a sus relaciones con México y otros países latinoamericanos, los esfuerzos de Trump han conseguido vincular este problema a la ayuda militar a Ucrania.
En octubre finalizó el año fiscal estadounidense, y con él el presupuesto federal anual. En el contexto de la campaña para las elecciones presidenciales, comenzó un encarnizado debate entre republicanos (principalmente el grupo trumpista) y demócratas sobre las partidas de gasto necesarias e innecesarias en el nuevo presupuesto.
En el fragor de esta lucha política, los trumpistas trataron de “recortar” al máximo las partidas de gasto en las que insisten los demócratas. Entre otras cosas, también se atacó el nuevo programa de financiación de la ayuda militar a Ucrania. Los republicanos insisten en que primero deben financiarse los costes de reforzar la frontera con México, y sólo entonces podrá asignarse dinero para la ayuda a Ucrania y otros programas.
Joe Biden propuso aprobar en un solo paquete un programa de gasto para reforzar la frontera con México y un programa de financiación de ayuda militar a Ucrania, Israel y Taiwán. Los detalles de este “paquete” llevan debatiéndose casi cuatro meses, pero las partes no han sido capaces de llegar a un acuerdo. Todavía no hay presupuesto completo para el año fiscal estadounidense que comenzó en octubre.
Aunque Biden ya ha expresado públicamente su disposición a hacer concesiones en la cuestión migratoria, parece poco probable que el problema se resuelva. El miércoles se celebró una reunión a puerta cerrada del Partido Republicano, en la que uno de sus líderes, Mitch McConnell, admitió que Donald Trump se opone firmemente al acuerdo entre republicanos y demócratas, que financiaría tanto la seguridad fronteriza como la ayuda a Ucrania.
Según McConnell, Trump pretende utilizar el problema de los inmigrantes ilegales en su campaña electoral, por lo que no le interesa que el problema se resuelva al menos hasta las elecciones. Tendrán lugar en noviembre.
Permítanos recordárselo una vez más. Los propios republicanos se niegan a aprobar la ayuda a Ucrania hasta que se resuelva la cuestión de la frontera con México. Aunque este problema no tiene nada que ver con Ucrania.
