La innovadora fábrica de automóviles de Singapur sólo emplea a 100 personas y produce 30.000 coches al año (vídeo)
Sigue siendo una planta experimental y, además de humanos y robots, aquí también trabajan robopets.
Por dentro, la planta de vehículos eléctricos de Hyundai en Singapur parece sacada de un lejano futuro utópico. Spot, un perro robótico de Boston Dynamics, se pasea realizando comprobaciones de calidad, brazos robóticos autónomos aprietan cuidadosamente los tornillos e instalan limpiaparabrisas, y vehículos terrestres autodirigidos trasladan componentes y vehículos eléctricos a distintas zonas de la fábrica.
Con tanto equipo autónomo, la presencia humana es casi innecesaria. El 60% de las tareas las realizan robots, afirma uno de nuestros miembros, que visitó la planta de Singapur el mes pasado. Sólo se necesitan 100 empleados para producir 30.000 coches al año.
Esta no es una fábrica de coches típica. Se trata de una “microfábrica” destinada a replantear la producción creando coches en una “célula” en lugar de en una cadena de producción tradicional. Curiosamente, la microfábrica de Hyundai, como su nombre indica, es mucho más pequeña que las fábricas de automóviles tradicionales.
Por ejemplo, la gigafactoría de Tesla en Texas tiene una superficie de más de 930.000 metros cuadrados, lo que equivale aproximadamente a 100 campos de fútbol, y tiene capacidad para producir más de 250.000 vehículos eléctricos al año.
La planta de Hyundai en Singapur, una de las tres bases de producción del Ioniq 5 además de Corea del Sur e Indonesia, ocupa sólo 86.000 metros cuadrados con una capacidad de producción anual de 30.000 vehículos.
Por lo general, en una cadena de montaje se ensambla un vehículo paso a paso a medida que avanza por una cinta transportadora. Humanos y robots trabajan en tándem para realizar estas tareas. El modelo Hyundai basado en células no es fundamentalmente diferente, pero ofrece mayor flexibilidad.
Los robots instalan los componentes del coche en las cámaras antes de pasar a la siguiente zona. La diferencia clave es que las células pueden programarse con instrucciones específicas, desde instalar componentes para distintas variantes de un mismo coche hasta trabajar en un modelo completamente distinto. Las cadenas de montaje tradicionales requerirán un importante reequipamiento para poder ofrecer este tipo de adaptabilidad.
Sin embargo, la planta de Singapur es más bien un escaparate tecnológico, diseñado para zonas urbanas donde el espacio es escaso. Es poco probable que esta producción revolucionaria se aplique en todo el mundo en un futuro próximo, especialmente en Estados Unidos tras las huelgas sindicales.
Sin embargo, una planta así es preocupante, y resulta especialmente decepcionante saber que sólo 100 personas trabajan en una planta que puede producir 30.000 vehículos eléctricos al año. ¿Construirá Hyundai más plantas de este tipo? ¿Copiarán otros a Hyundai? Aún no lo sabemos. Y esperamos que no. Pero ahora que la industria se orienta cada vez más hacia la inteligencia artificial y la automatización a escala mundial para mejorar la eficiencia y reducir los costes, no cabe duda de que merece la pena echar un vistazo a esta planta.